
La Red está integrada por 7 mujeres cuidadoras que, desde su propia experiencia de vida, se han convertido en líderes comunitarias del autocuidado, el buen trato y el cuidado mutuo. Cada quince días se reúnen en la Casa Comunitaria para el Buenvivir, un espacio que ellas mismas han llenado de confianza, calma y escucha profunda.
En cada encuentro, más que aprender técnicas, las participantes viven un respiro: un lugar seguro para hablar sin prisa, nutrirse emocionalmente y construir comunidad entre mujeres que enfrentan violencia, desigualdad y agotamiento cotidiano. Su presencia sostiene la convicción de que la empatía y los espacios seguros transforman vidas.
Día 1 – Mirarnos y Reconocernos
El grupo inicia con una bienvenida cálida y dinámicas que permiten nombrar cómo llegan: cansadas, curiosas, ilusionadas. Poco a poco, el ambiente se llena de confianza y gratitud.
Día 2 – Conectar con el Cuerpo
Ejercicios de conciencia corporal y actividades manuales abren espacio para conversaciones sinceras sobre la carga mental y la falta de descanso. Las mujeres comienzan a verse como aliadas.
Día 3 – Comunidad que Sostiene
Surgen mensajes que revelan la importancia del proceso:
“Hace mucho que no me sentía escuchada sin prisa”,
“Me voy con ganas de cuidarme, aunque sea poquito cada día”.
Entre risas y lágrimas suaves, se fortalece un sentimiento profundo de comunidad.
Durante cuatro meses de encuentros constantes surgieron aprendizajes esenciales:
Resultados Tangibles
Resultados Emocionales
Aprendizajes Clave
Acompañar a mujeres cuidadoras es sembrar bienestar en familias y comunidades enteras. Estas mujeres cuidadoras tuvieron un espacio digno y humano para reencontrarse.


